Dicen que viene en frasco chico.
Yo no sé como viene, ni cuándo, ni por dónde…pero sé que a veces llega y arrasa con todo, con todo lo malo, y trae alegría y bienestar y placer.
¿será que no viene? ¿que no llega? ¿será que está adentro nuestro?
puede ser; quizás está adentro nuestro y aflora (que palabra!).
Quizás deambula por el aire y nos penetra (otra palabrita).
Tal vez nosotros seamos la felicidad de la felicidad, perhaps nosotros le llegamos a ella como un regalo inesperado, como un gatito que se refriega en las piernas flacas de la felicidad, porque la felicidad es flaca, de tan feliz que es… no come, no se alimenta. La felicidad sabe que su destino es ser infeliz, que, por más que trate, no podrá mantener su fêlîcitâs statu quo; que luego vendrá la decepción, que vendrá el pozo negro que todo lo chupa (y sigo con las palabrejas).
Pobre felicidad, tan vulnerable, tan chiquitita, tan nada en éste universo tan matemático, sin nada que te represente.
Querida, quizás no sea el cero lo que más te representa, esa nada redonda y concreta.
Vivamus, mea Lesbia, atque amemus, rumoresque senum severiorum omnes unius aestimemus assis. soles occidere et redire possunt: nobis, cum semel occidit brevis lux, nox est perpetua una dormienda. | Vivamos, querida Lesbia, y amémonos, y que las habladurías de los viejos vinagres nos importen todas un carajo. Los soles pueden salir y ponerse; nosotros, cuando acabe nuestra efímera luz, tendremos que dormir una noche eterna. |
Catulo, 5, 1-6. |
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